Recibimos el verano con una nueva actualización de nuestra página, en datos numéricos son una cincuentena de militantes añadidos, tres eliminados y unas quince correcciones y/o ampliaciones. Son ya seis años, se incluye un año de parálisis motivada por la basura y renovación de la página, en los que hemos pasado de poco más de 3000 militantes reseñados a casi 14000, incluidas las dos secciones.
Esta vez las fuentes son muy concretas: la provincia de Burgos, gracias a las investigaciones de nuestro amigo y colaborador Ignacio Soriano, de donde proceden más de treinta de los nuevos militantes reseñados y nuestras propias investigaciones, en este caso de los militantes que fueron detenidos en la provincia de Teruel en la insurrección anarquista de diciembre de 1933 y posteriormente asesinados por el odio de clase.
En Burgos, capital de la cruzada, el carnicero, que allí estableció sus reales, no podía permitir el menor atisbo de peligro (tampoco lo hizo en el resto de la piel de toro) y la convirtió en capital de la represión. Burgos se llenó de campos de concentración (Lerma, San Pedro de Cardeña, Aranda de Duero o Miranda de Ebro) y cárceles (Oña, Burgos, la prisión provincial de Santa Águeda, Valdenoceda), lugares de tortura y de muerte. Entre más de una treintena de burgaleses señalamos aquí por ser padre e hijo a Miguel y Alberto Basa de Miranda de Ebro, Jacinto y Clinio Lázaro, Pascual y Samuel Soto de Adrada de la Haza, donde los pistoleros falangistas se despacharon a gusto, allí también asesinaron al fundador de CNT Abundio Martínez y a su hermano Bonifacio. De Castrillo de la Vega mataron, entre otros, a los hermanos Alfonso y Juan Mambrilla…
Procedentes de nuestra investigación sobre la insurrección confederal de diciembre de 1933, cuyas dimensiones están alcanzando límites insospechados (ver sección de OPINIÓN), son los militantes de Beceite (Ramón Abella, Domingo Benito, Emilio Gil, Joaquín Riva, Manuel Foz), Alcorisa (Adán Lisbona, Baltasar Muniesa), Valderrobres (José Arrufat) o Alcañiz (Evaristo Cutanza) quienes terminaron de pagar, a posteriori, con su vida la osadía revolucionaria.
Terminamos la reseña agradeciendo la colaboración prestada por CORINNE FLORES.
SALUD.